Durante los siglos 17 y 18, los jesuitas cumplieron un papel importante dentro de la política territorial colonial española. Organizaron un conjunto de misiones destinadas a evangelizar e incorporar a la población aborigen a las actividades coloniales. Además, como las reducciones se instalaban en la frontera, permitieron penetrar en áreas hasta entonces no ocupadas por los blancos y asegurar el control de las mismas frente al avance de las potencias imperiales contrincantes, como Inglaterra, Portugal y Francia. En la denominada región del Guayrá (actual noreste de
La forma de organización económica de las reducciones permitió producir para satisfacer sus propias necesidades e ingresar en el comercio interregional, colocando los excedentes que obtenían en la producción de ganado, algodón, maíz y azúcar, en jurisdicciones como Santa Fe o Buenos Aires y compitiendo con los mercaderes locales.
Como los portugueses invadían frecuentemente las misiones en busca de mano de obra, los jesuitas decidieron armar a los aborígenes allí establecidos. También trataron de evitar el contacto de estas poblaciones con habitantes coloniales, ya que consideraban que podían dificultar el proceso de evangelización. El mantenimiento del uso del guaraní, además de facilitar la acción de los religiosos, intensificó el aislamiento de las misiones. Hacia mediados del siglo 18,
Abandonadas a su suerte, y destruidas por las invasiones portuguesas y paraguayas entre 1816 y 1819, además del saqueo que sufrieron a principios del Siglo 20, durante el asentamiento de las primeras corrientes de inmigrantes, de las reducciones quedó el ejemplo de una experiencia inédita, una simbiosis cultural que deslumbró al mundo.
Licenciado Sergio Luis Alberto Páez
Departamento de Geografía
Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya”
Departamento de Geografía
Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya”
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