miércoles, 20 de febrero de 2008

La saga de la lengua ainu

La lengua ainu, hablada en el norte de Japón y varias veces milenaria, corría el riesgo de desaparecer debido a la presión política del poder central. A fines del siglo XX se produjo una tendencia contraria. Pero, al no ser enseñado en los colegios, el porvenir del ainu es incierto. Sin embargo, el aumento de interés por este idioma es incontestable.


© DR
En el pasado, los ainu vivían en la parte septentrional del archipiélago japonés


Verdadero enigma lingüístico, el ainu (ainu itak) no puede ser asociado con certeza a ninguna familia lingüística. No obstante, muchos especialistas coinciden en afirmar que los ainus descienden de poblaciones que desde la era Jomon (11.000 a 600 años AC) habitaron el archipiélago japonés y por tanto es probable que su idioma tenga origen en lenguas neolíticas.

Según fuentes históricas, en un principio el pueblo ainu ocupó la región septentrional del archipiélago japonés. Desde el siglo XIV, los habitantes de la zona de Tohoku (norte de la mayor isla de Japón, Honshu), debido a la presión ejercida por el poder central japonés, fueron abandonando progresivamente su lengua y cultura. Pero más al norte, en Hokkaido, así como en el sur de la isla Sajalín (el norte pertenecía a Rusia) y en las islas Kuriles, más aisladas, pudieron conservarlos hasta la anexión de estas últimas por el nuevo gobierno Meiji, en 1869.

Poco más tarde, tras la firma, en 1875, del “Tratado de intercambio de la isla Sajalín contra el grupo de islas Kuriles” entre Japón y Rusia, la mayoría de los ainus del sur de Sajalín fueron desplazados a Hokkaido. Las epidemias diezmaron a la población. La misma suerte fue corrida por los ainus de las islas Kuriles desaparecidos por completo luego de haber sido agrupados, en forma forzada por razones d seguridad nacional, en una isla costera de Hokkaido. Las autoridades japonesas temían que esos ainus -algunos se habían convertido al cristianismo ortodoxo-, fueran espías implantados por los rusos en las islas Kuriles.


A partir de 1906, al término de la guerra ruso-japonesa, buen número de ainus oriundos de Sajalín volvieron pues Japón controlaba el sur de la isla. Pero, en 1945, por orden de Stalin, todos fueron expulsados y se instalaron en Hokkaido. A medida que estos expatriados iban falleciendo las tradiciones y el dialecto de Sajalín desaparecían pues en general no habían trasmitido su saber a la generación siguiente.


A partir de 1868, el gobierno japonés impuso un nuevo modo de vida a los ainus de Hokkaido. Por ejemplo, una serie de prohibiciones sobre la caza y la pesca, recursos tradicionales de los ainus, quebrantaron profundamente su cultura. La comunidad fue estigmatizada por considerarla salvaje e inferior. En forma oficial, las nuevas autoridades de Hokkaido jamás quisieron erradicar la lengua ainu.. Sin embargo en los hechos todo lo hicieron para que así ocurriera, en especial construyendo escuelas reservadas a los “aborígenes” donde se les enseñaba el idioma japonés. Para sobrevivir en esa nueva sociedad de Hokkaido, nutrida por olas continuas de inmigrantes japoneses los ainus abandonaron progresivamente sus costumbres y su idioma. Hoy día, para las nuevas generaciones, el ainu, si es que aún lo hablan, es una segunda lengua.


Verdadero enigma lingüístico, el ainu (ainu itak) no puede ser asociado con certeza a ninguna familia lingüística. No obstante, muchos especialistas coinciden en afirmar que los ainus descienden de poblaciones que desde la era Jomon (11.000 a 600 años AC) habitaron el archipiélago japonés y por tanto es probable que su idioma tenga origen en lenguas neolíticas.


Según fuentes históricas, en un principio el pueblo ainu ocupó la región septentrional del archipiélago japonés. Desde el siglo XIV, los habitantes de la zona de Tohoku (norte de la mayor isla de Japón, Honshu), debido a la presión ejercida por el poder central japonés, fueron abandonando progresivamente su lengua y cultura. Pero más al norte, en Hokkaido, así como en el sur de la isla Sajalín (el norte pertenecía a Rusia) y en las islas Kuriles, más aisladas, pudieron conservarlos hasta la anexión de estas últimas por el nuevo gobierno Meiji, en 1869.


Poco más tarde, tras la firma, en 1875, del “Tratado de intercambio de la isla Sajalín contra el grupo de islas Kuriles” entre Japón y Rusia, la mayoría de los ainus del sur de Sajalín fueron desplazados a Hokkaido. Las epidemias diezmaron a la población. La misma suerte fue corrida por los ainus de las islas Kuriles desaparecidos por completo luego de haber sido agrupados, en forma forzada por razones d seguridad nacional, en una isla costera de Hokkaido. Las autoridades japonesas temían que esos ainus -algunos se habían convertido al cristianismo ortodoxo-, fueran espías implantados por los rusos en las islas Kuriles.


A partir de 1906, al término de la guerra ruso-japonesa, buen número de ainus oriundos de Sajalín volvieron pues Japón controlaba el sur de la isla. Pero, en 1945, por orden de Stalin, todos fueron expulsados y se instalaron en Hokkaido. A medida que estos expatriados iban falleciendo las tradiciones y el dialecto de Sajalín desaparecían pues en general no habían trasmitido su saber a la generación siguiente.


A partir de 1868, el gobierno japonés impuso un nuevo modo de vida a los ainus de Hokkaido. Por ejemplo, una serie de prohibiciones sobre la caza y la pesca, recursos tradicionales de los ainus, quebrantaron profundamente su cultura. La comunidad fue estigmatizada por considerarla salvaje e inferior. En forma oficial, las nuevas autoridades de Hokkaido jamás quisieron erradicar la lengua ainu. Sin embargo en los hechos todo lo hicieron para que así ocurriera, en especial construyendo escuelas reservadas a los “aborígenes” donde se les enseñaba el idioma japonés. Para sobrevivir en esa nueva sociedad de Hokkaido, nutrida por olas continuas de inmigrantes japoneses los ainus abandonaron progresivamente sus costumbres y su idioma. Hoy día, para las nuevas generaciones, el ainu, si es que aún lo hablan, es una segunda lengua.

El último ainu no ha muerto

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El número exacto de ainu-hablantes es desconocido. Desde 1972 sólo los sondeos efectuados cad a siete años por el gobierno de Hokkaido sobre las condiciones de vida de los utari (compatriota, en ainu). permiten estimar en forma aproximada la situación de la lengua ainu El resultado de la encuesta de 2006, muestra que sobre 23.782 ainus, 304 conocen el idioma, y entre ellos apenas el 4,6% considera dominarla a tal punto que la podría enseñar. Sin embargo hay que tener en cuenta que las respuestas son subjetivas y no corresponden muchas veces a la realidad. Además, gran parte de la población no participa en las encuestas y prefiere ocultar su identidad.

Esto dicho, cabe también relativizar las afirma ciones sobre la extinción de la lengua ainu. Desde los años 1990, cada vez que fallece un ainu los medios anuncian la muerte del último ainu-hablante sin tener en cuenta que de más en más ainus, estimulados por ancianos y por lingüistas, vuelven a interesarse por su idioma.

A fin de reemplazar la ley de 1899 que propiciaba la asimilación, desde los años 1980 los ainus reclamaron la promulgación de una nueva norma y en 1997 se aprobó por fin la Ley para la Promoción de la Cultura Ainu que facilita sobre todo el aprendizaje de la lengua.

Una ley puede cambiarlo todo
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Fundada en 1946, la Asociación Ainu de Hokkaido, la mayor de Japón, ofrece cursos gratuitos de ainu en 14 regiones en Hokkaido destinados a estudiantes ainus y japoneses. aunque se carecen estadísticas sobre su frecuentación. La Fundación para la Investigación y la Promoción de la Cultura Ainu, creada por la ley de 1997, cuenta con una carrera destinada a formar docentes de ainu en la que se admiten anualmente siete estudiantes.

La publicación de diccionarios, manuales de estudio y recopilaciones bilingües ainu-japoneses de literatura oral ainu aumenta sin cesar. Una cadena privada de radio de Sapporo transmite en el territorio de Hokkaido, desde los años 1980, un programa semanal de cursos de lengua ainu. En abril de 2001, Shigeru Kayano, militante de la identidad ainu y primer parlamentario japonés oriundo de esta población (1926-2006) financió la creación de una cadena de radio FM Pipaushi, que difunde localmente en el centro de Hokkaido un programa en ainu dos domingos por mes.

Pero debemos admitir que por el momento los ainus que se interesan por su idioma provienen de medios relativamente acomodados. La gran mayoría de los ainus están marginalizados y no disponen de tiempo como para consagrarse al estudio de su propio idioma. Pese al aumento de interés, en tanto el ainu no integre los programas escolares de Hokkaido, su porvenir será incierto. Este idioma forma parte del patrimonio intangible de Japón y el gobierno debería protegerlo, especialmente reconociéndolo en forma oficial como segunda lengua nacional.

Kaori Tahara, historiadora de origen ainu, diplomado en Ciencias Sociales de la Escuela de Altos Estudios de París.

© Flickr/Mistah Sinclair
No se conoce el número exacto de personas que hablan ainu.

© Flickr/Jens Mattow
Grupo ainu representado en una tarjeta postal hacia 1990.


Artículo publicado en
El Correo de la UNESCO, número 1, 2008.

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