El nacimiento de un Estado europeo

Kosovo proclama hoy su independencia de Serbia (independencia bajo “supervisión internacional”), una iniciativa apoyada por la Unión Europea y por Estados Unidos que entienden que este hecho posibilitará terminar con las tensiones étnicas entre los albaneses separatistas y los serbios, pero rechazada por Rusia y, sobre todo, por Serbia, que desea mantener la integridad de su territorio y que asegura que no recurrirá a la violencia para impedirla.

Para llegar a este momento, el camino independentista kosovar ha estado marcado por mucho sufrimiento, dejando en el camino miles de vidas humanas y cientos de miles de refugiados en una región signada por los conflictos étnicos-religiosos.

En la década del 90 el régimen de Slobodan Milosevic terminó con la autonomía de Kosovo con una política en defensa de los serbios y represión a los albaneses que lleva a la resistencia kosovar en la figura de Ibrahim Rugosa y su Liga Democrática de Kosovo (UCK) pero tras unos años de calma, en 1996 y posterior a la guerra de Yugoslavia, la resistencia pacífica da paso a la violencia con el nacimiento del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y su guerra de guerrillas contra los serbios que reaccionan nuevamente con represión. Esto lleva a que cientos de miles de personas huyan a las repúblicas vecinas.

Ante estos hechos la UE y la OTAN entran en escena en 1998 y se aprueba un plan de paz que resulta efímero. En 1999 se celebra la conferencia de paz de Rambouillet para lograr un acuerdo entre serbios y kosovares y ante la negativa serbia la OTAN bombardea las posiciones militares serbias en Kosovo, con la intención de acabar con la limpieza étnica llevada a cabo por éstos contra los albaneses kosovares principalmente.

Tras el conflicto 850.000 kosovares vuelven a sus hogares pero como contrapartida se produce el exilio de la minoría serbia de Kosovo. Desde la finalización de la guerra, en 1999, Kosovo fue administrado por la ONU hasta hoy, sin participación del gobierno serbio.

El nuevo estado tiene una superficie de 10.887 kilómetros cuadrados, con una población de 2.200.000 habitantes (el 92 porciento es de origen albanés, el 5,3 porciento, serbio y el 2,7 porciento pertenece a otros grupos étnicos), una densidad de 220 habitantes por kilómetro cuadrado y sus idiomas oficiales son el albanés y el serbio. Limita al noroeste con Montenegro, al norte y este con Serbia, al este con Macedonia y al sur y suroeste con Albania. Su capital es la ciudad de Pristina (500.000 habitantes). El desempleo afecta a un 45 porciento de la población y a un 70 porciento de jóvenes. Un informe del Banco Mundial indica que el 37 porciento de los habitantes de Kosovo viven por debajo de la línea de pobreza.

Licenciado Sergio Luis Alberto Páez
Departamento en Geografía
Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya”

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