En Bolivia, un aire de remozada expectativa ha
ganado el reciente giro de la estrategia diplomática de demandar a Chile por un
acceso soberano al mar, lo que por primera vez permite a La Paz obligar a Santiago
a negociar el tema.
La estrategia de La Paz, que comenzó con el
anuncio de demanda a Chile por parte de Morales en marzo de 2011 y cuyo texto
fue recibido por La Haya, es simple y clara en su propuesta: obligar a Chile a
negociar, pero de buena fe y en términos pacíficos, sin denunciar el Tratado de
1904 que firmaron ambas naciones sellando la mediterraneidad boliviana, ni
pedir la restitución de ningún territorio. Producto de la Guerra del Pacífico
de 1879, Bolivia perdió 120.000 kilómetros cuadrados de territorio y 400
kilómetros lineales de costa.
El argumento jurídico es apelar a los
“derechos expectaticios”, es decir, las expectativas y promesas incumplidas
que generó Chile con Bolivia en más de 100 años de acuerdos inacabados para que
este último recupere su acceso al Pacífico. La más célebre de estas
negociaciones está vinculada al llamado “Abrazo de Charaña”, en 1975, entre
Augusto Pinochet y Hugo Banzer con un documento basado en la “cesión a Bolivia
de una costa marítima soberana”.
El acuerdo se frustró luego de que interviniera
Perú como tercer actor del conflicto, al
considerar que los territorios que se negociaban –una franja al norte de
Arica–, fueron antes suyos. Desde entonces, queda en la memoria colectiva de
los bolivianos que “Chile tiene el candado de la salida al mar, pero Perú la
llave”.
Si bien desde Chile se ha cuestionado la figura
de los derechos expectaticios, el texto de la demanda boliviana lo reivindica
como un derecho internacional que abre la posibilidad de que un Estado reclame
a otro el cumplimiento de lo que estima es una promesa incumplida, “lo que es
tan válido como alegar el incumplimiento de un tratado”.
Esta posición y su base jurídica han sido
desestimadas de entrada en Chile, que en la voz del canciller Alfredo Moreno ha
aclarado que “no hay obligaciones para negociar”.
Gaia Misiones
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