La energía hidroeléctrica es expuesta muchas veces como una de las formas de producción energética de menor impacto ambiental, siendo presentadas como una verdadera alternativa para ir cambiando nuestras dependencias de los combustibles fósiles.
Los promotores de la misma también suelen hacer hincapié en los beneficios económicos que trae para las regiones donde se emplazan: empleo, energía barata para la radicación de industrias, control de inundaciones, riego, infraestructura, en definitiva desarrollo.
En Misiones la presencia de este modelo de generación tiene en Yacyretá su ejemplo más contundente. Con casi 50 mil afectados directos y los cientos de miles indirectos, sus promesas de desarrollo incumplidos, la reaparición de enfermedades asociadas a su presencia y los miles de desplazados que aún hoy siguen reclamando resarcimiento.
El discurso de energía barata y amigable con el ambiente choca contra una realidad que está a la vista de todos. Se dice que la energía proveniente de las mega represas hidroeléctricas es más barata porque es renovable, pero no se tiene en cuenta el incremento de los costos de mitigación ambiental y sanitaria con que deben afrontarse sus consecuencias sobre la población y el ambiente local, tornando a la población misionera altamente vulnerable.
Los principales impactos que han generado y generarán las construcciones de hidroeléctricas tienen que ver con los graves problemas de desarraigo de las familias. La cercanía del río les permitía desarrollar actividades como la pesca, lavandería, olería, etc. Al ser desplazados no sólo perdieron sus orígenes sino también sus trabajos siendo llevados a ocupar grandes bolsones de pobreza, pasando a depender de la ayuda social que originaron entre esta población graves problemas de salud, fundamentalmente con estados de depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas (ONU), en el informe de “Enfermedades Parasitarias, Desarrollo Hídrico”, (1994), plantea que no se debe construir represas hidroeléctricas en zonas tropicales y subtropicales- la provincia de Misiones se encuentra en el subtrópico- por considerarlas “zonas de alto riesgo, tanto ambientalmente como sanitario”. Y porque, entre otros derechos, también se encuentra amenazado el derecho a la vida, debido al incremento de las condiciones favorables para la propagación de las enfermedades ya endémicas en estas zonas.
La reaparición de enfermedades como el Dengue, el Paludismo o Malaria, Fiebre Amarilla, Fiebre Tifoidea, Esquistosomiasis, Leishmaniasis, Parásitos, Alergias, Enfermedades de la Piel, de Ojos, tienen que ver con el estancamiento de las aguas que genera el represamiento del río. En Misiones la situación se agrava por la cantidad de agrotóxicos que se usan cada vez más en los monocultivos y en las reforestaciones.
En Misiones la represa de Yacyretá inundó 170 mil hectáreas (140 mil en territorio paraguayo y 30 mil en territorio argentino), Corpus, inundará 17 mil hectáreas en los dos países y Garabí-Panambí, inundará 14 mil hectáreas, también en dos países, con el consiguiente efectos socio-ambiental.
Es importante recordar que los emprendimientos hidroeléctricos en la región, deben entenderse dentro de la iniciativa para la integración de la Infraestructura Regional Sudamericana – IIRSA- ideado por los gobiernos latinoamericanos para desarrollar infraestructura, que facilite y abarate la extracción de los recursos naturales y de ésta manera seguir saqueando los bienes de nuestros pueblos.
Los promotores de la misma también suelen hacer hincapié en los beneficios económicos que trae para las regiones donde se emplazan: empleo, energía barata para la radicación de industrias, control de inundaciones, riego, infraestructura, en definitiva desarrollo.
En Misiones la presencia de este modelo de generación tiene en Yacyretá su ejemplo más contundente. Con casi 50 mil afectados directos y los cientos de miles indirectos, sus promesas de desarrollo incumplidos, la reaparición de enfermedades asociadas a su presencia y los miles de desplazados que aún hoy siguen reclamando resarcimiento.
El discurso de energía barata y amigable con el ambiente choca contra una realidad que está a la vista de todos. Se dice que la energía proveniente de las mega represas hidroeléctricas es más barata porque es renovable, pero no se tiene en cuenta el incremento de los costos de mitigación ambiental y sanitaria con que deben afrontarse sus consecuencias sobre la población y el ambiente local, tornando a la población misionera altamente vulnerable.
Los principales impactos que han generado y generarán las construcciones de hidroeléctricas tienen que ver con los graves problemas de desarraigo de las familias. La cercanía del río les permitía desarrollar actividades como la pesca, lavandería, olería, etc. Al ser desplazados no sólo perdieron sus orígenes sino también sus trabajos siendo llevados a ocupar grandes bolsones de pobreza, pasando a depender de la ayuda social que originaron entre esta población graves problemas de salud, fundamentalmente con estados de depresión.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas (ONU), en el informe de “Enfermedades Parasitarias, Desarrollo Hídrico”, (1994), plantea que no se debe construir represas hidroeléctricas en zonas tropicales y subtropicales- la provincia de Misiones se encuentra en el subtrópico- por considerarlas “zonas de alto riesgo, tanto ambientalmente como sanitario”. Y porque, entre otros derechos, también se encuentra amenazado el derecho a la vida, debido al incremento de las condiciones favorables para la propagación de las enfermedades ya endémicas en estas zonas.
La reaparición de enfermedades como el Dengue, el Paludismo o Malaria, Fiebre Amarilla, Fiebre Tifoidea, Esquistosomiasis, Leishmaniasis, Parásitos, Alergias, Enfermedades de la Piel, de Ojos, tienen que ver con el estancamiento de las aguas que genera el represamiento del río. En Misiones la situación se agrava por la cantidad de agrotóxicos que se usan cada vez más en los monocultivos y en las reforestaciones.
En Misiones la represa de Yacyretá inundó 170 mil hectáreas (140 mil en territorio paraguayo y 30 mil en territorio argentino), Corpus, inundará 17 mil hectáreas en los dos países y Garabí-Panambí, inundará 14 mil hectáreas, también en dos países, con el consiguiente efectos socio-ambiental.
Es importante recordar que los emprendimientos hidroeléctricos en la región, deben entenderse dentro de la iniciativa para la integración de la Infraestructura Regional Sudamericana – IIRSA- ideado por los gobiernos latinoamericanos para desarrollar infraestructura, que facilite y abarate la extracción de los recursos naturales y de ésta manera seguir saqueando los bienes de nuestros pueblos.
Licenciado Sergio Páez
Doctorando en Geografía- Universidad del Salvador (USal)
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