lunes, 1 de junio de 2009

El Calentamiento global y sus efectos: “Dengue”

El dengue es una enfermedad que hasta hace unos años se hallaba extendida en Asia, Oceanía, sectores de Australia, el Caribe, América Tropical y África. Ahora en Sudamérica se expande hacia el sur.


Es evidente que el virus del dengue, para el cual no hay aún vacuna alguna, es un buen viajero. Como ha ocurrido con la Fiebre del Oeste del Nilo (apareció en Estados Unidos y años después hubo un caso en Córdoba, en 2008) el dengue corrió desde Asia y África hacia América Latina.


El calentamiento global produce efectos: la expansión del área de infección y, además, un efecto similar al de la multiplicación del plasmodio de la malaria en el sistema digestivo del mosquito Aedes albopictus, también puede transmitir dengue simple y hemorrágico- éste grave y a veces mortal-.


Con la reproducción y proliferación de este tipo de mosquitos se exacerba en condiciones térmicas que exceden los 25° C, por períodos de 15 días o más, no cabe duda que, como lo indican los estudios epidemiológicos, siendo la temperatura el factor de predicción de la reproducción de estos tipos de mosquitos, el calentamiento global juega un papel importante en la diseminación del vector.


Cuando el mosquito (vector) se infecta por picar a personas enfermas de dengue-portadoras de algunos de los virus específicos-, inmediatamente se transforma en intermediario de la cadena de infección.


Es interesante destacar que el cambio climático global y sus implicaciones regionales han llevado a la expansión de la frontera de desarrollo de ambas especies, en particular el Aedes aegypti, con un aumento severo en las posibilidades de infección y de establecimiento de condiciones de epidemia.


El la Argentina, la tropicalización ambiental muestra que los mosquitos capturados y los desarrollados en cámaras térmicas especiales tienen un período de emergencia de 9 días, en entornos con temperaturas de hasta 28°C. El límite térmico inferior, al cual sobrevive la especie Aedes aegypti, ha sido fijado por encima de los 10°C, lo que hace posible la emergencia del vector aún en situaciones invernales.


Es en esas situaciones ambientales más frescas que el Aedes albopictus, denominado “mosquito tigre de Asia” y transmisor oportunista de la enfermedad, puede sobrevivir. En este contexto, en Colombia se han detectado Aedes aegypti hasta 2.200 metros de altura en los Andes.


Pero hay algo más, estudios recientes mostrarían que el aumento de temperatura generaría una más rápida reproducción del virus transmisor en los órganos digestivos del mosquito, con un incremento en la efectividad de la diseminación de la enfermedad del dengue.


Como las larvas de éstas y otras especies de mosquitos vectores de enfermedades transmisibles se desarrollan en las aguas estancadas, los aumentos en las condiciones de inundación, por lluvias intensas y/o persistentes, o la simple formación de superficies pequeñas de agua, en los ámbitos de temperatura elevadas, constituyen la fuente fundamental de proliferación de los mosquitos.


Al dengue se lo conoce también como la “fiebre rompe-huesos”, que origina incapacidades temporarias. Sin embargo, hay condiciones de síntomas más severos, en el dengue hemorrágico, que conducen a la muerte. Evidentemente, las medidas de prevención radican en el control del aumento de la población de mosquitos, cuando las temperaturas exceden los 15°C. Los pacientes deben ser aislados en los primeros días de su enfermedad a fin de evitar que los mosquitos los piquen y esparzan la enfermedad.


Licenciado Sergio Luis Alberto Páez
Doctorando en Geografía
Departamento de Geografía
Instituto Superior "Antonio Ruiz de Montoya"


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