Todos los días, los que habitamos en áreas urbanas cuando nos levantamos por la mañana realizamos una serie de actos donde el agua cumple un rol importante sin tomar conciencia de ello. Abrimos la canilla o la ducha para asearnos, apretamos el botón del inodoro, llenamos la pava o cafetera con agua para el mate o café que tomamos en el desayuno, volvemos a abrir la canilla para lavar los utensilios, ponemos el lavarropas en marcha y así podemos ir nombrando una sucesión de actividades que hacemos automáticamente en una hora. No solamente es el agua, a esto acompañan la energía eléctrica, el gas y las comunicaciones que hacen que todo fluya. Y si esto no sucede entramos en pánico.
El ser humano puede vivir con muchas carencias, pero lo que no le puede faltar es el agua. Es por ello que desde siempre buscó instalarse cerca de las fuentes de agua y construyó todo tipo de sistemas de abastecimiento y acueductos que hoy, algunos, constituyen patrimonio de la humanidad. En la medida que avanzan las tecnologías de abastecimiento se fueron alejando de las fuentes de abastecimiento.
El consumo de agua a domicilio es un servicio relativamente reciente y restringido a algunas sociedades. Si observamos distintas imágenes del planeta referidas al abastecimiento del agua a la población mundial y esencial para el desarrollo de la existencia misma, notamos las diferentes técnicas de aprovisionamiento, el volumen disponible, la calidad y el consumo.
Todo esto muy relacionado con la evolución de las sociedades, con las costumbres, con el acceso al progreso científico y material y con la propia organización espacial. Pero cualquiera sea el adelanto tecnológico que tenga una sociedad con respecto al abastecimiento del agua, lo importante es que este debe estar cerca del usuario. Las reservas de agua limpia o potables localizadas lejos de los usuarios solo generan problemas.
Hasta donde se tiene conocimiento, la Tierra es la única dentro del Sistema Solar que cuenta con presencia de agua, por lo que también se llama planeta Azul. De los 510 millones de kilómetros cuadrados que tiene de superficie, el 71% (361.000.000 km2) está ocupado por los océanos y el restante 29% (149.000.000 km2) por los continentes, es donde se localiza el agua dulce y los más de 6 mil millones de habitantes que dependen de ella.
Para que se tenga una noción mas ajustada del volumen total de agua en la Tierra, el agua salada ocupa el 94,97% y el agua dulce 5,03%.
Lo que más nos interesa en la vida cotidiana es el agua dulce, conformada por las aguas subterráneas 4,3%, hielo 1,7% y agua de la superficie y de la atmósfera 0,03%. Este porcentaje lo conforman el agua de lagos y áreas de humedales 0,029%, atmósfera 0,001%, y ríos 0,00015%.
Por los datos, la presencia de agua dulce en el planeta es insignificante, pero esto no sería un problema si hubiese un equilibrio entre el acceso y la calidad. Hay extensas regiones en la Tierra donde el agua es un recurso escaso, como en la región del Sahel en África. Allí viven alrededor de 18 millones de personas, que para proveerse de agua, no siempre de calidad, deben recorrer grandes distancias hasta los pozos comunitarios.
Algunos países árabes gracias al petróleo alcanzaron un nivel de vida envidiable y acceden al agua potable después de la desalinización del agua de mar, por lo que les resulta cuatro veces más caro el litro de agua que el combustible. En cambio existen otros lugares en el mundo donde las condiciones meteorológicas permiten que se registren de suficientes a excesivas precipitaciones con el consiguiente desarrollo de cursos de agua superficiales. Tal es el caso de la provincia Misiones, delimitada por tres cuencas hidrográficas: Paraná, Uruguay e Iguazú que colectan las aguas de más de 62 subcuencas que recorren el interior del territorio. A esto se suman las aguas subterráneas y todas las elucubraciones sobre el poco investigado sistema Acuífero Guaraní. De acuerdo a lo descrito lo que menos falta en Misiones es agua.
Ahora, ¿todos los misioneros tienen acceso al agua potable? Se define como agua potable a toda agua bebible apta para el consumo humano y que no constituye un riesgo para la salud.
Para ello, primero pasa por un proceso de purificación donde se eliminan todos los componentes nocivos.
Según los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, la provincia de Misiones tiene 1.101.593 habitantes, los que se distribuyen en 330.631 viviendas (casa, rancho y casillas) y conforman 302.953 hogares.
El Censo arrojó que el 71,91 % del total de hogares vive en viviendas que poseen suministro de agua mediante red pública. Dentro del ranking nacional Misiones es la provincia que cuenta con el menor porcentaje de hogares con acceso al agua potable mediante suministro de red pública. Además, el 16,45% del total de hogares misioneros habita en viviendas que se abastecen de agua de pozo, y esto la posiciona en la provincia con el mayor porcentaje de hogares que se abastecen de agua de pozo. Por otra parte el 7,72% se abastecen de agua a través de perforaciones con bombas de motor y el 2,96% de agua de lluvia, ríos o arroyos, ocupando el tercer y cuarto lugar respectivamente.
También otro dato llamativo del Censo 2010 es que en Misiones solamente el 18,57% de los hogares está conectado a la red pública de cloacas. El 38,25% de los hogares desagua los inodoros a cámara séptica y pozo ciego, por lo que muchas veces al colmar su capacidad realizan la descarga a la calle o arroyos.
En Posadas son numerosos los vecinos que a pesar de que frente a su domicilio cruza la red pública de cloacas, les resulta más económico volcar los desechos domiciliarios al curso de agua en las inmediaciones o a la calle. Con solo caminar la costanera de Posadas, por los olores podemos saber dónde desagua un curso de agua que recorre la ciudad. Además, el 20,13% de los hogares misioneros tiene solo pozo ciego y el 17,16% utiliza hoyo excavado en la tierra. El 5,87% de las viviendas particulares no poseen baño, siendo los departamentos Capital (15,65%), Guaraní (10,50%), Iguazú (9,81) y Oberá (9,26%) los de mayor porcentaje.
Los demás departamentos están arriba en un 3,4% de la media nacional que es de 2,4%.
Con estos datos de población, acceso al agua y desechos domiciliarios, se instala la duda sobre la calidad del agua potable a la que tenemos acceso. Sabemos que hay cursos de agua en la provincia que recorren zonas urbanas y son verdaderas cloacas a cielo abierto (ejemplo, Eldorado) y desaguan donde en las inmediaciones se hace la captación del agua para transformarla en potable y luego distribuirla a través de la red pública a los domicilios.
También la población accede al consumo del agua mineral natural que se comercializa en supermercados o a domicilio.
Quizás, la desconfianza es la que lleva a la población a un creciente consumo de este tipo de agua que proviene de perforaciones subterráneas que no se destacan por su profundidad. Es necesario evaluar la localización de dichas perforaciones, si provienen de áreas urbanizadas o con cierta actividad humana. Sabemos que las aguas servidas, desechos industriales, agro tóxicos y otras sustancias contaminantes que van a tierra, migran a distintos estratos en el subsuelo, poniendo en peligro la calidad del agua subterránea.
Nos jactamos de ser la provincia del NEA con mayor número de habitantes, pero parece que no nos damos cuenta del efecto desencadenante negativo que esto tiene sobre el medio ambiente, porque exige más de todo, infraestructura y concientización. Ayudaría mucho a futuro, que urgente se ponga en práctica el desarrollo sustentable en los centros urbanos misioneros. Para esta problemática “más importante es hacer que decir”.
Elida Haydee Arenhardt
Geógrafa
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