En algunas circunstancias el comportamiento de la tropósfera alcanza condiciones extremas originando que fenómenos naturales, como la lluvia, el viento u olas de frío extremo se convierten en un desastre natural, sobre todo cuando superan un límite de normalidad, medido generalmente a través de un parámetro. Éste varía dependiendo del tipo de fenómeno.
Los efectos de un desastre natural pueden amplificarse debido a una mala planificación de asentamientos humanos, falta de infraestructura, medidas de seguridad, planes de emergencia y sistemas de alerta temprana, entre otros, por lo que a veces la frontera entre los desastres naturales y los desastres provocados por el hombre se torna un poco difusa.
En la última semana, la atmósfera en nuestras latitudes, que es caprichosa, nos ofreció y nos sigue ofreciendo, muestras de su poder a través de las olas de frío polar.
Las olas de frío se producen, según la Organización Meteorológica Mundial, por un fuerte enfriamiento motivado por la invasión de una masa de aire frío. Es un Fenómeno por el cual la temperatura del aire experimenta una disminución considerable provocada por la invasión de una masa de aire frío.
Las olas de frío se producen, según la Organización Meteorológica Mundial, por un fuerte enfriamiento motivado por la invasión de una masa de aire frío. Es un Fenómeno por el cual la temperatura del aire experimenta una disminución considerable provocada por la invasión de una masa de aire frío.
Cabe destacar que la ola de frío polar, es una situación atmosférica que produce temperaturas extremadamente bajas en relación con la media de la época y que suele durar varios días. Se forman por invasión de masas de aire muy frío. Su extensión puede ser de centenares o miles de kilómetros cuadrados. Las mismas se originan en las proximidades de los polos, o bien sobre las aguas heladas del océano Antártico. Son masas de aire muy estables, a medida que se trasladan hacia las latitudes más bajas (rumbo a Sudamérica) se transforman dependiendo de las zonas por dónde pasen. Cuando su trayectoria es continental, experimentan pocos cambios y no ocasionan grandes nevadas. Cuando pasan sobre el Océano Atlántico o Pacífico, provocan grandes nevadas y fuertes descensos de la temperatura.
En este sentido, la falta de previsión, de infraestructura y de las malas condiciones de vida de una gran parte de los argentinos, es que la masa de aire polar , se ha cobrado decenas de víctimas en nuestro país, incluyendo además, pérdidas para la agricultura y la ganadería.
Lic. Sergio Páez - Docente de la Especialización Superior en Desarrollo y Planificación Territorial del ISARM, a cargo del módulo: Gestión de Riesgo.
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