jueves, 18 de junio de 2009

Rusia y la matanza de crías de foca en el mar Blanco

Rusia ha puesto fin a la matanza de miles de indefensas crías de foca de Groenlandia, una práctica considerada "medieval" por el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales.

El Ministerio de Recursos Naturales de Rusia anunció recientemente la prohibición de la caza de las crías de foca de Groenlandia de menos de un año en todo el mar Blanco, adonde esa especie emigra para procrear desde el mar de Barents.

Precisamente, las focas de menos de un año son desde tiempo inmemorial las víctimas de los cazadores, que aprovechan que los recién nacidos cachorros yacen indefensos en el hielo sin poder desplazarse para matarlos a golpes de estaca.

Esta práctica, que deja los témpanos de hielo impregnados de la sangre de unos 30.000 ejemplares cada año entre febrero y marzo, es considerada el atentado más salvaje cometido por el hombre contra los mamíferos marinos.

La piel blanca aterciopelada de las focas es muy preciada en los mercados internacionales -una empresa noruega se encarga de su comercialización en todo el mundo-, por lo que los cazadores se cuidan de golpearlas sólo en la nariz.

Rusia era, de hecho, uno de los pocos países del mundo que aún no había prohibido esa práctica, erradicada desde hace más de 30 años por su crueldad en casi todo el mundo, a excepción de Noruega y Canadá.

Debido a la caza masiva de sus crías, la población de esa especie de foca se ha reducido en Rusia y Groenlandia en un 60 por ciento en los últimos cinco años.

Además de la prohibición de su caza, Rusia emitió hace unas semanas un decreto en el que establece nuevas rutas marítimas para los grandes buques con el fin de eludir los témpanos donde se encuentran los cachorros de foca en edad de lactancia.

Hasta ahora, tanto los cazadores como el Comité Estatal de Pesca (CEP) de Rusia habían defendido la práctica al considerar que formaba parte de la cultura del pueblo “pomor”, que habita la región desde hace varios siglos.

“Según las estimaciones más modestas, hay no menos de 1,5 millones de focas en Groenlandia. Además, el número de nacimientos anuales, de acuerdo al censo realizado desde avionetas, es de 120.000-150.000”.

La industria pesquera estima en un millón de toneladas de pescado las necesidades alimenticias de las focas, lo que significa que éstas “entran en competencia directa y aguda con los pescadores” , y su matanza es una forma de “regular los recursos biológicos marinos”.

Este argumento es rechazado ardientemente por organizaciones ambientalistas, que estiman en medio centenar el número de personas que se dedican a un negocio que consideran no rentable, ya que “cada piel de foca ya curtida se cotiza a 33 dólares la pieza".

La práctica de matanza masiva de focas fue promovida por las autoridades soviéticas que concedían generosos subsidios a los que aceptaban residir en esta inhóspita región.

Tanto en América como en varios países europeos está prohibida la importación de pieles de foca y la venta de artículos confeccionados con este mamífero marino que es cazado principalmente en Canadá.


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