Cerro Pelón - Descripción de un cerro con historia en la ciudad de Posadas

Después de tantos años de cambios producidos alrededor de este cerro, llama poderosamente la atención el hecho de que sobre la barranca norte prácticamente los cambios han sido mínimos. En cambio, sobre la calle Alvear, las propiedades se han ido revalorizando con la expectativa de los propietarios, de que en un corto tiempo el cerro se iría urbanizando dando paso al desarrollo. A pesar de la construcción de la Avenida Costanera, el mismo no se ha producido.

Cuando se realiza el recorrido del cerro con alumnos, éstos señalan el contraste entre las viviendas precarias, que aún se mantienen sobre la barranca, con otras modernas existentes en las inmediaciones. Lamentablemente el contraste surge –fundamentalmente- por la falta de servicios en el cerro, como el caso de las cloacas que, tal vez con las instalaciones que se están realizando para la conexión a la nueva Planta de Tratamiento, este problema de fuerte impacto visual, estético y sanitario pueda atenuarse. 

En la Avenida Comandante Andrés Guacurarí en dirección este-oeste, durante las tres primeras cuadras, se mantiene una zona de espacios públicos propiamente dichos. Tiene la particularidad de que las viviendas residenciales se encuentran dispuestas a ambos lados en un nivel superior. A la derecha, Andrés Guacurarí y a la izquierda, Pasaje Otaño.

Evidentemente es una zona con cierta particularidad ya que el lugar es un espacio quebrado del cerro conocido como Cerro Pelón en el que últimamente las obras realizadas para la Avenida Costanera produjeron importantes cambios principalmente en su cabecera. Cabe recordar que en el trayecto señalado está a la vista la transformación sufrida, como la profundidad del terreno, la que se debió a que el lugar fuera utilizado como cantera de donde se obtuvo el material (roca) para la construcción del Puerto de Posadas.

De esa excavación quedaron dos barrancas, una distinta de la otra, justamente por la pared hacia la izquierda –reducida en altura- cubierta por una enredadera dispuesta a lo largo en un tramo de 200 metros aproximadamente, bastante tupida, con gran desarrollo de su follaje en forma permanente, luciendo estacionalmente sus flores blancas. Se destaca la enredadera, ya que el lugar fue utilizado durante años para depositar basura de todo tipo proveniente de las viviendas aledañas, las que se fueron instalando sin ningún tipo de ordenamiento, desarrollándose así un sistema de comunicación interna representado por sinuosos laberintos, típicos de construcciones precarias.

El desarrollo de la vegetación es favorecido por la ubicación, por un lado, recibe el sol durante la mayor parte del día y, por otro, la humedad generada por la permanente alimentación de agua que filtra por las grietas, las que al encontrarse con el barranco se deslizan con absoluta libertad. El líquido que genera la humedad en forma permanente es aprovechado por toda la vegetación del cerro.

Las dos primeras manzanas sobre el Cerro Pelón son propiedades en su mayoría usurpadas, cuyos ocupantes han tramitado el derecho de “posesión veinteñal” como también propiedades del fisco y de particulares. Por tal motivo las generaciones de familias fueron renovando la ocupación a través de los años. En los últimos tiempos ha habido presentaciones de los descendientes de los primitivos dueños, de modo que a mediano plazo podría haber cambios en el panorama del paisaje del lugar.

Como el servicio de la recolección de residuos no contempla el ingreso de los servidores, la basura es sacada del predio y ubicada en lugares tradicionales e históricos o también sobre la barranca o bien llevada por los animales domésticos. Sabemos que la basura dispuesta sin control y en lugares no accesibles se expone a que sea presa de todo tipo de alimañas que encuentran un lugar propicio para su proliferación. En el año 2000 se ha decidido podar y proceder a limpiar de basura todo el predio, hecho que cambió notablemente el paisaje mostrando un barranco totalmente despojado pero que rápidamente adquirió su imagen habitual.

También a continuación de la calle General Paz se ha construido un desagüe de dimensiones importantes de donde fluye agua en forma abundante. Agua de aspecto limpio, pero seguramente altamente contaminada, la que fue utilizada en un tiempo, junto con las de origen en nacientes –concentradas en un pozo construido sobre la base de la pared- para lavar vehículos y colectivos que ocupaban el lugar como final de recorrido.

A pesar de ser un espacio público, la basura de las residencias ubicadas a la mano derecha se deposita en la zona baja para facilitar su recolección, por lo tanto siempre se encuentran bolsas expuestas, seguramente fuera de horario, como también restos de hojas secas y ramas, producto de la poda. Del lado izquierdo y por la falta de sol, la ladera es mucho más húmeda y oscura, lo que genera un ambiente propicio para el desarrollo de especies que gustan de esos ambientes, como el caso de las flores conocidas como “besitos” o “alegría del hogar”. Algo que es común en las zonas muy expuestas a la presencia de rocas basalto es la afluencia de agua en forma abundante y permanente la que con la construcción del pavimento se canalizó vía cordón cuneta con destino final al río Paraná desde la intersección con la calle Rivadavia.

El Cerro Pelón se constituye, sin duda, en un auténtico monumento natural de nuestra ciudad de Posadas. Sería altamente significativo para el patrimonio histórico-cultural de los posadeños que el progreso incorpore al cerro lo que realmente le hace falta, en cuanto a servicios. Por otra parte, no necesita nada más, puesto que cualquier otro proyecto podría dejarnos sin cerro, sin su verdadera identidad. Definitivamente rechazamos la idea de tenerlo nada más que en el recuerdo, integrando la ya extensa de otros entrañables monumentos de nuestro acervo cultural, desaparecidos o próximos a desaparecer: la zona ribereña sobre la que se construyó la Avenida Costanera, el Puerto de Posadas, la Laguna San José, la Estación de Ferrocarril, el atracadero del ferry, la cancha de fútbol Labrador y la memoria de tantos otros rincones de nuestra querida ciudad, únicamente recuperada por la nostalgia.

Licenciado Jorge Pedro Monzón
Departamento de Geografía
Instituto Superior "Antonio Ruiz de Montoya"