jueves, 29 de mayo de 2008

La Selva Paranaense en estado crítico

Un informe de la organización ambientalista Greenpeace sostiene que sólo queda un 7 por ciento de su superficie original en Misiones. La sobreexplotación maderera y la ausencia de un posterior manejo recuperador, inducen a creer que la selva explotada no tiene valor agregado, quedando el mismo a la espera de un desmonte, para plantar otro cultivo en su lugar. Si bien en la provincia de Misiones se restringen diversos procedimientos de actividades extractivas a través, por ejemplo, del establecimiento de diámetros mínimos de corte y la obligatoriedad de presentar planes de ordenación en superficies mayores a 300 hectáreas, en la práctica no es frecuente el manejo sustentable.

La actividad extractiva en la selva misionera comienza en la época jesuítica, basadas en la explotación de dos recursos naturales abundantes en la región: la yerba mate y la madera. La explotación de la selva era efectuada mediante obrajes, que luego de haber estudiado la cantidad existente de madera de ley, se situaban cerca de los ríos, único medio para transportar la madera extraída, principalmente cedro, incienso, lapacho, petiribí, cañafístola y urunday. Posteriormente se fueron incorporando nuevas especies, como guatambú, cachete, timbó, grapia, laurel entre otros. El aumento del número de especies a extraer produce el empobrecimiento de la selva, que se agrava cuando el dosel de árboles remanentes queda muy abierto a la penetración de la luz, permitiendo la proliferación de especies no arbóreas, como tacuaras y lianas. Estas conforman al poco tiempo una densa cubierta vegetal que limita o impide el crecimiento en altura de los árboles jóvenes. Según diversas estimaciones entre 1960 y 1985 se talaron 500,000 hectáreas de selva.

Los beneficios ambientales que nos brindan las selvas resultan esenciales y son de carácter global: concentra más de la mitad de la biodiversidad del planeta, juegan un papel fundamental en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de suelos.

La selva Paranaense, Misionera o Bosque Atlántico del Alto Paraná se encuentra ubicada mayoritariamente en la provincia de Misiones (Argentina). Es una de las regiones con mayor biodiversidad del país: en ella habitan 554 especies de aves, 120 especies de mamíferos, 79 especies de reptiles, 55 especies de anfibios, y más de 200 especies de peces. Se han registrado 200 especies arbóreas autóctonas de las cuáles sólo se aprovechan aproximadamente unas veinte.
Otros biomas en peligro:

La Selva Tucumano-Boliviana: La situación es alarmante ya que se encuentra en la actualidad con sólo 3,7 millones de hectáreas.

El Parque Chaqueño: Es la región forestal que más está siendo destruida, allí se produce cerca del 70 por ciento de la deforestación anual de todo el país.

El Espinal: Sólo se cuenta en la actualidad con 2,6 millones de hectáreas, los principales motores de la degradación de ésta ambiente son la expansión de la frontera agropecuaria y la ganadería extensiva.

El Bosque Andino Patagónico: Constituye una de las últimas reservas mundiales de bosques templados con poca alteración antrópica y valiosa biodiversidad, y son uno de los biomas argentinos mejores conservados.

El Monte: Con una muy alta degradación del ecosistema. Las principales causas de su destrucción son la tala, el sobrepastoreo y los incendios.


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Licenciado Sergio Luis Alberto Páez
Departamento de Geografía
Instituto Superior “Antonio Ruiz de Montoya”

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