Como cuesta todo el cambio que nos toca vivir, apenas comenzando el año 2020 y teníamos información de un virus desde el continente asiático, en China y más precisamente la ciudad de (Wuhan).
Con el paso del tiempo comenzó el avance del virus a escala global y a una velocidad muy rápida, después de castigar a la ciudad antes mencionada, comenzó a circular por otros países del continente asiático siguiendo la circulación viral por Europa, África y Oceanía estos dos últimos no registraron un gran avance, en cambio en el viejo continente comenzó con los peores índices de contagio y de mortalidad. Luego siguió a nuestra querida América, afectando drástica a la población de los Estados Unidos y nuestro vecino país Brasil del que sufre cada día mas contagios y muertes que superan los índices de China donde comenzó todo.
De tal manera que la organización mundial de la salud declaró como una “pandemia”, por lo que el mundo se conmovió por todos los daños que comenzaba por el avance del virus.
El enemigo invisible avanza a pasos agigantados sin mirar el pensamiento político, religioso, el status social y económico. La pandemia no tiene fronteras, no tiene vacunas, sin pedir permiso llega y nadie sabe cuando le puede tocar el momento, cuando menos se espera comienza a asomarse.
En tal sentido en marzo del corriente año es el momento del anuncio del presidente del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno Nacional con el fin de aislar a la población para protegerla
Los saltos de las cataratas sin agua
Todo este cambio hizo que modifiquemos nuestras formas de vivir, de convivir; tal es el caso de la flora y la fauna que comienzan a ganar terreno y ocupar su espacio.
De pronto la naturaleza empieza a tener otro cambio de vida, en momento en que los animales y las plantas encontraron el descanso que necesitan, fueron encontrando su lugar en el mundo, hoy más que nunca tenemos el enorme compromiso con el planeta de cuidar nuestro ecosistema del cual tanto reclamamos y queremos un oxigeno limpio.
Es hora de comenzar a reflexionar, hoy se ve a las plantas en sus lugares, más verdes que nuca, sin que nadie dañe las hojas, las ramas, los animales tranquilos en su lugar, sin que nadie los espante, los golpee, los mate y los maltrate, ellos deben estar felices que hay cuarentena, no solo en Argentina sino en el mundo ya que todos debemos estar asilados y ellos libremente.
Es lógico, disminuyó mucho la contaminación ambiental, dejamos de tirar basura en arroyos, ríos, dejamos de pisar el césped de los paseos públicos, de maltratar a las platas de contaminar el planeta con diferentes quemas, basta decir que menos circulación de vehículos el ambiente respira más puro, el ecosistema está recuperando terreno.
Hoy se observa en nuestra provincia nuestros arroyos, ríos en su plenitud; tranquilidad con la selva paranaense en su gran esplendor, un ejemplo claro en Misiones son las cataratas del Iguazú, donde hoy se observa solo el ruido de las aguas, la fauna encontrándose en su lugar donde mejor desarrolla a su habitad.
Las pasarelas del Parque Nacional Iguazu, sobre el lecho rocoso del río
Río Uruguay con un escaso caudal
Es lógico también mencionar que la falta de precipitaciones en Brasil y en nuestra provincia perjudica el caudal normal de las cataratas, de nuestros arroyos, saltos, cascadas y ríos que hoy muestran su cauce como muy pocas veces visto en Misiones y el país.
Todo esto es favorable a nuestro ecosistema, no obstante, la otra parte que sufre la situación económica por no poder trabajar, pero somos una cadena que nos necesitamos unos a los otros, entre los humanos nos contaminamos, nos peleamos, a la naturaleza también la destruimos y la matamos, la realidad sería que tendremos que tener un equilibrio para que todo funcione equitativamente. Capaz si todos cedemos algo, la naturaleza nos va regalar una enseñanza que nos sirva como reflexión para cada habitante.
Krasuscki Omar
Profesor en Geografía
Fotos gentileza Iguazú Argentina y Horacio Kronbauer
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