viernes, 14 de agosto de 2015

Nos olvidamos del Sistema


Últimamente se viene observando la reiterada sucesión de fenómenos naturales, especialmente los meteorológicos, que para justificar algunos hechos de desastre o catástrofe, los responsables salen del paso aduciendo que se debe al “cambio climático global”, lo cual es una verdad a medias. Es cierto que existen constantes fluctuaciones climáticas en la Tierra, por la disposición de las masas continentales, los océanos, las corrientes marinas, los cordones montañosos y otros. Pero también no hay que dejar de considerar  que la Tierra forma parte de un sistema que es el Sistema Solar y todo lo que ocurre en él, se transfiere a todos sus  integrantes. Hasta donde sabemos, la posición privilegiada de la Tierra dentro del sistema Solar, junto a la inclinación que presenta mientras realiza los movimientos de rotación y traslación (son los que determinan las zonas climáticas) favorecen el desarrollo de la vida animal, vegetal y humana.

Si nos atenemos a una definición general de sistema, es un conjunto de elementos solidarios entre sí, que justamente la solidaridad que se da entre todos los elementos que lo componen, constituyen un sistema. Un solo elemento que se desequilibre, origina grandes complicaciones y deja de funcionar como sistema. Y esto se da en la organización de la vida cotidiana, ya sea viviendo en el campo, en la ciudad, en los desiertos, en los mares o en la estación espacial. El funcionar como sistema mejora la calidad de vida de todos los que residen en el lugar. Cualquier sistema creado por el hombre es imprescindible que sea integral, no pueden ser unilaterales, específicos, limitados o proyectados en estancos. Es frecuente observar en los proyectos que se ejecutan la satisfacción de una necesidad urgente y evidente, sin evaluar los efectos colaterales negativos que a corto o largo plazo se originan, donde luego paliar los perjuicios resulta mucho más oneroso. 

La llanura 
Desde la llegada de los primeros conquistadores y colonizadores se conoce perfectamente las condiciones físicas de la llanura pampeana y de otras regiones de nuestro país, más los estudios posteriores, nadie puede desconocer el comportamiento de los fenómenos naturales, ya que nuestro país cuenta con organismos de captar o registrar fenómenos o hechos de los que se les ocurra. Pero claro, algunas empresas/profesionales que construyen carreteras, represas, complejos habitacionales, explotan recursos y sumado a esto las inmobiliarias, soslayan el conocimiento de especialistas que bien podrían pronosticar y diagnosticar algunos hechos, que de la noche a la mañana dejan a miles de personas sin nada. ¿A quién le echamos la culpa? ¿!Al cambio climático global!? Es más fácil, porque no se puede demostrar por lo menos a corto plazo. Para demostrar un cambio climático hay que realizar estudios y captación de datos durante 50 años como mínimo. Y esta fiebre “ambiental” comenzó en nuestra región en la década del 90. Primero con la capa de ozono, siguió el efecto invernadero, el calentamiento global, ahora el cambio climático. Como es un tema que da para mucho, hay mucha “cháchara”, algunos nos venden espejitos de colores como Al Gore.

En definitiva, es necesario que los gobernantes con la ciudadanía se pongan a trabajar con responsabilidad, desarrollando acciones pensadas, estudiadas, consensuadas y continuas, considerando los componentes naturales y antrópicos como parte de un sistema. Además, tiene que ser una tarea transpolidisciplinar. 

Élida H. Arenhardt
Dra. en Geografía


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